jueves, 23 de mayo de 2013

EDITORIAL

Pañuelos de Sangre


Este año se cumplen 35 años de aquellos fatídicos San Fermines de 1978. Durante estos 90 años de existencia, la actual Plaza de Toros de Pamplona ha sido testigo de numerosos e importantes acontecimientos y celebraciones taurinos y de todo tipo (deportivos, culturales, festivos, musicales…). Sin embargo, hay uno que lamentablemente le tocó sufrir y que forma parte de su historia. Estamos hablando de los sucesos ocurridos el 8 de julio de 1978 cuando las Fuerzas de Orden Público al finalizar la corrida, en torno a las 20:45 h. hizo irrupción en la Plaza sembrando el caos y el terror.
La situación tanto social como política de aquel entonces era muy distinta a la que vivimos hoy en día. La intervención de las FOP –algo que nadie podía creer–  tenía como misión –parece ser– resolver una pelea entre personas que habían saltado al ruedo para desplegar una pancarta y que posteriormente habían sido increpados por espectadores del tendido 3.  Esta intervención de las FOP en la Plaza de Toros fue el origen de la tragedia. A las 21:20 h. las FOP abandonaron la arena pero las “batallas” se sucedieron en el exterior hasta bien entrada la noche. En total aquella jornada arrojó un balance de un muerto, diez personas heridas por disparos policiales y 170 heridas por pelotazos de goma, botes, golpes….Las fiestas fueron interrumpidas y el día 12 de julio.
Nadie ha sido juzgado por aquellos sucesos. La Comisión Investigadora creada por las peñas se estrelló contra la negativa judicial a investigar y procesar a algún responsable. También en el Congreso de los diputados se topó con la posición del Gobierno de la UCD (“lo nuestro son errores y lo de los demás, crímenes”, dijo el inefable Martín Villa a la sazón Ministro de Interior), y la aquiescencia del PCE y PSOE (el entonces Secretario General del PCE, Santiago Carrillo, afirmó que la investigación del Gobierno y la información facilitada a la Comisión de Interior del Congreso eran “impecables”, cuando en el informe presentado se dice textualmente que “Germán Rodríguez no murió a consecuencia de los disparos de la policía”).
Este es un país donde la policía es intocable por decreto y puede hacer lo que le dé la gana, o eso parece al menos, porque hasta desde instancias judiciales (Tribunal Constitucional) se pide sumisión total. No se les puede poner en tela de juicio. Están blindados. Señalar es ofender, resistencia a fuerza armada, desobediencia y atentado a la autoridad y lo que se les vaya ocurriendo, porque no sabrán cómo crear puestos de trabajo, pero en cuestión de ejercer la autoridad hasta el abuso se las saben todas. Una vez más la impunidad y el olvido como norma de convivencia. los Sanfermines del 78 no fueron “sucesos”, sino “hechos históricos” que han intentado hacer desaparecer de nuestra memoria.
 “Alguien puso, al quiebro, un par de banderillas de fuego. La fiesta ardió en disturbios. El rojo del pañuelo se licuó en rojo de sangre”. Carlos Pérez Conde, director del Diario de Noticias.

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